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La gente busca, aveces con o sin sentido, explicaciones a su existencia. Intenta hallar palabras, ideas, miradas para comprender que es lo que necesita para ser feliz. Para tener una vida ¨normal¨, una vida como la de todos: ¨normal¨.
En ocasiones la gente se encuentra, sin pensarlo ni saberlo, con situaciones que reflejan esa felicidad. El momento es efímero, dura lo que dura un suspiro de algún dios griego. Cree tocar el cielo, ser él por una puta vez en la vida. Saltar, reír, llorar, abrazar, sentir, palpitar, oscurecer, resplandecer. Su alma se expande por su cuerpo hasta salir por los poros, contagiando personas y momentos. Haciendo posible lo imposible. Emigrar de su yo, y nadar en el aire, como un buceador de si mismo, que al final, en el fondo de su mar, consigue hallar la perla que cuando niño perdió en ese debastador huracán que es la ¨buena educación¨.

Ya es mañana y el día perdió los colores por efecto de la gris realidad que lo obliga a ser uno que siempre soñó no ser.